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sábado, 16 de mayo de 2020

El cuento de la vaca - Salir de la Zona de Confort

El cuento de la vaca - Salir de la Zona de Confort

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Cuando me lei la primera vez este cuento que ahora voy a compartir contigo, me pidieron que imaginara una vaca de mentira. Te aconsejo que al leer estas líneas hagas lo mismo ya que puede herir sensibilidades, pero merece la pena porque refleja muy bien la necesidad de salir de la zona de confort para prosperar profesional y personalmente.

Andaban de viaje un maestro y su discípulo cuando decidieron pasar la noche en una aldea. Al maestro se le ocurrió dar una lección de vida a su pupilo y para ello le propuso localizar a la familia más pobre del poblado. Cuando la encontraron, se les encogió el corazón: hallaron una casa hecha pedazos y una familia hambrienta y vestida de jirones. Su fuente de subsistencia era una vaca esquelética que les proveía de leche, su único nutriente. Y así esta familia dejaba pasar y morir sus días…

El maestro y su pupilo pasaron la noche con esta familia, escuchando sus lamentos. Al día siguiente, cuando se disponían a abandonar la aldea, el maestro decidió que había llegado el momento propicio para su enseñanza. Se dirigió hacia la casa y sin mediar palabra, degolló a la vaca, ante la mirada de asombro de su alumno. El maestro prosiguió su camino mientras el discípulo le increpaba entre lágrimas: “¿Cómo has podido ser tan cruel? Esa vaca era el único bien material de que disponía esa familia. Los has arrastrado a una muerte segura…”

Pasaron varios años hasta que maestro y pupilo volvieron a esa aldea. La casa en ruinas había dado paso a una mansión con grandes cultivos alrededor. El discípulo pensó con dolor que seguramente aquella familia se habría marchado, sólo con una mochila de hambre y desesperación a cuestas, y en su lugar se habría instalado otra más adinerada. Pero al llamar a la puerta le sorprendió reconocer los mismos rostros que hace un tiempo se escondían entre harapos.

Reunidos en un entorno de abundancia y felicidad, el padre de familia les explicó su historia: “Hace unos años, algún desaprensivo nos mató la única fuente de sustento que teníamos, una vaca. Desesperados, empezamos a buscar nuevas fórmulas para sobrevivir. Vimos la oportunidad de crear un pequeño huerto en la zona donde dormía la vaca. Probamos varios cultivos y seleccionamos los más productivos. Como teníamos suficiente para comer, empezamos a vender el excedente: ¡y ahora tenemos un negocio y un proyecto de vida! La muerte de la vaca pudo arrojarnos al vacío pero nos empujó a pensar y progresar y gracias a eso hoy nos sentimos orgullosos de nuestro presente y encaramos entusiasmados nuestro futuro”.

Y así maestro y alumno emprendieron de nuevo su partida, con una lección aprendida. Solemos aferrarnos a lo que denominamos zona de confort (en este caso, simbolizada por la vaca). Es una manera como otra de llamar a ese espacio que creamos a nuestro alrededor y del que no salimos, porque lo que ocurre allí dentro, nos guste o no, es lo que conocemos y a lo que le hemos tomado la medida. Ya nos va bien. Si te mueves en un espacio donde nada cambia, ¡no esperes cambios! Para crecer, en cualquier sentido que se te ocurra, has de abandonar esa zona. En ocasiones, para hacerlo, como en este cuento, necesitamos ser arrastrados drásticamente hacia una zona de pánico inicial, que nos fuerza a pensar, actuar e innovar. ¡Todo a la vez! Hemos de ahuyentar a nuestra vaca.